martes, 11 de octubre de 2016

Volviendo al barrio o acerca de las estrellas que nunca se apagan

Acá estoy de regreso.
Dicen que uno no vuelve, si nunca se fue. 

Lo dice mejor el gordo Troilo, en esa joya exquisita que es el Nocturno a mi barrio. Los invito a que lo escuchen, si no lo conocen, y si no dense el gusto de volver a escucharlo.
Shhhh...cierren los ojos.



Nocturno a Mi Barrio
  
Mi barrio era así, así, así.
Es decir ¿qué se yo si era así?
Pero yo me lo acuerdo así!,
Con Giacumin, el carbuña de la esquina,
Que tenía las hornallas llenas de hollín,
Y que jugó siempre de "jas" izquierdo al lado mío,
Siempre, siempre,
Tal vez para estar más cerca de mi corazón!
Alguien dijo una vez
Que yo me fui de mi barrio,
Cuándo? …pero cuándo?
Si siempre estoy llegando!
Y si una vez me olvidé,
Las estrellas de la esquina de la casa de mi vieja
Titilando como si fueran manos amigas,
Me dijeron: Gordo, gordo, quedáte aquí,
Quedáte aquí.


Para mí, esta es una de esas pequeñas maravillas que suceden cuando la poesía dice (y se dice) con palabras que apelan a lo cotidiano.
O será que la voz del Gordo, esa vocecita inesperada, chiquita, pero gastada y porteña, me lleva siempre al pasaje de la Industria, que era la esquina de la casa de mi vieja.

Mi hijo León a veces recita este poema, mezclado entre los suyos propios, con los ojos cerrados y un brazo en alto. Y cuando lo escucho me pregunto, siempre, a cuál de todas mis esquinas vuelve su recuerdo.
Cuáles serán las estrellas que convoca su corazón.

Yo vuelvo a Parque Chacabuco...es de noche y estamos todos juntos de nuevo, y nos reímos.
Porque no sabemos que la vida rasa y arrasa.
Pero esa es otra historia.
Hasta mañana.
Gaby



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