domingo, 21 de agosto de 2016

Mañana de nostalgia madrileña: Bolaño y la librería Pérgamo

Le regalé a León los dos libros de poesías de Bolaño que traje de España. Durmieron el sueño de los justos en mi biblioteca y la semana pasada, poniendo orden porque se me viene encima la cursada de Poesía I en la UNA, me pareció que era mejor pedírselos prestado que "amarrocarlos" en mis estantes.



Uno de ellos es "Tres" y el otro "Los perros románticos".
Resulta que cuando viajé a Madrid en el 2013 me llevé una lista enorme de libros para traer. Enseguida, mi hermano y su mujer quisieron llevarme a conocer la librería que queda en la otra cuadra de su casa. Pero yo ya había estado allí.



Entré a Pérgamo una mañana de sol, con la ilusión con la que entro a cada librería. Una señora trepada a una escalera, me daba la espalda. Esa misma escalera que ven en la foto.


-Buenos días
-...
-Quería saber si tiene algún libro de Bolaño. Busco los de editorial Acantilado...
-Déjame ver. Me parece que por aquí...
-No son para mí, me los encargó mi hijo-no sé por qué me sentí obligada a aclararlo- Yo, por más que trato, no le encuentro la vuelta a Bolaño.
-Yo tampoco.
Por primera vez, la mujer me miró con interés. 
Así conocí a Lurdes Serrano, la dueña de Pérgamo.


Pasé muchísimas tardes en esa librería. Era mi primer parada al salir de la casa de mi hermano: asomarme a ver si Lurdes estaba "desocupada", algo que nunca sucede en una librería.
Conversábamos de todo y nada. Mucho, sí, de la Guerra Civil española. Ella puso en mis manos "La voz dormida", de Dulce Chacón, en una edición minúscula y exquisita que  duerme entre mis libros.


Pérgamo está en el barrio de Salamanca, en la calle del General Oraá.
Esperándome, claro.
Gaby



 

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