lunes, 5 de septiembre de 2016

Acerca de los lugares donde viví o sinfonía de los departamentos con ventanas al cielo

Gente que lee, sigo tosiendo como un perro. El único consuelo es que cada vez que tomo el tren y después el colectivo para ir a la facu, el coro de tosedores es...magnífico!.
Así que pasemos a la historia de hoy:
Una vez viví en un departamento que daba al cielo.


Apareció la oración así, solita, y la agarré al vuelo. Porque ese departamento existió.
Ser inquilina es una de las cosas que he sido casi toda mi vida.  Recuerdo que la primera vez que busqué departamento tenía 19 años. Allá fuimos con el Indio,mi primer marido. El primero que vi, me enamoré. Nos dijeron que ya había sido señado y yo salí a la calle y me senté a llorar en el umbral, porque ESE era el que yo quería. No habría otro igual que ESE. Era perfecto. ¡Buaaaahhh!!No tenía consuelo. Vimos el siguiente...y me volvió a pasar...Era ESE!!!!
Hasta que llegué al que sería nuestro primer departamento. Quedaba en un pasaje muy cortito, que sale al parque Rivadavia, Florencio Balcarce. Allí transcurrió mi primer embarazo y armamos la cuna en el living, cuando nació Martina. 
Pero eso sería después.
Cuando el hombre de la inmobiliaria abrió la puerta en ese cuarto piso, yo sentí que había llegado a casa.  No que era lindo, ni que tenía luz ni que podía ser. 
No me olvidé más de ese sentimiento.
Con esa brújula, busqué todos los hogares en los que fue transcurriendo mi vida.
Y nunca me falló.


Todos los departamentos en que viví, tuvieron grandes ventanales.Más grandes, más chicos, por escalera o con ascensor, mis lugares siempre tuvieron ventanas al cielo. Y no una, varias.
El de la avenida Belgrano, que es el que se ve en las fotos, fue el más sorprendente. Porque llegó para recordarme que uno no elige su lugar en el mundo: te está esperando.
Si sos paciente, si no te encaprichás, si salís a la búsqueda con el corazón abierto, llegás al que es para vos. Siempre.


Cuando el departamento de Belgrano llegó, yo casi había perdido las esperanzas. Se habían disparado los precios, iba a tener que achicarme y ni siquiera llegaba a los depósitos que pedían.
Había llorado bastante (ya se habrán dado cuenta que soy de lágrima fácil) y Juan  ya no sabía cómo consolarme.
Pero como necesitaba mudarme, porque me habían pedido el lugar en el que vivía, tenía que encontrar adónde irme.


Los inquilinos experimentados sabemos que cuando un departamento publicado no dice el precio es porque es caro. Pero pedí hora y lo fui a ver igual. 
Era un edificio art noveau  que me desalentó de entrada, porque era ... bellísimo.
La mujer que me recibió me explicó que todo el edificio pertenecía al mismo dueño. Empecé a desesperarme. Ni a palos iba a poder pagar un lugar tan lindo.
Pero, pero...en el 10° piso había un departamento que no habían publicado y que se ofreció a mostrarme...por si me interesaba.


Abrió la puerta y vi ese cielo. Y la brújula de mis tripas dijo ES ACÁ.
Resultó que no tenía placares...pero era enorme. Y que lo alquilaban por dueño, así que podía entrar con un mes de alquiler.
Lo señamos en el momento y todo fluyó, como siempre pasa cuando uno llega a ESE lugar.
Fuimos muy felices allí, mis hijos, mis gatos y yo.
Juan también, aunque no vivió con nosotros.
Pero esa es otra historia.
Gaby



3 comentarios:

  1. Que lindo tia!!! Me emocionasss! Y me diste ganas de leer con otra publicación que hablas de Vargas LLosa y Borges!!! Un beso grande de tu sobrina más lejana Camiiii :)

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    1. Recuerdo el bar cerca de la Plaza Mayor donde estuvimos y tus dibujos, hermosa...cerquita vas en mi corazón!

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    2. Recuerdo el bar cerca de la Plaza Mayor donde estuvimos y tus dibujos, hermosa...cerquita vas en mi corazón!

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