lunes, 14 de noviembre de 2016

Amando a Sherlock Holmes (Parte 1)

Una no puede enamorarse de Sherlock Holmes, ya lo sé.
El tipo es misógino, egoísta, obsesivo y drogadicto. Un combo explosivo, sobre todo en estos tiempos de correcciones políticas, ecológicas, de género, que al final lo vuelven todo bastante hipócrita. ¿No les pasa lo mismo?

Laura Linney, Milo Parker e Ian Mc Kellen en Señor Holmes
             
Es cierto, una no puede enamorarse de Sherlock Holmes.Mucho menos, si tiene 93 años. 
Según de qué manera y con quién, dice Serrat. Y tiene razón.

Mi primer Holmes: Basil  Rathbone
Este fin de semana volví a ver la película “Mr. Holmes”, o Señor Holmes para los de este lado del  mundo.


Señor Holmes está basada en la novela A Slight trick of the Mind (Un leve truco de la mente), del escritor estadounidense Mitch Cullin y se publicó en abril de 2005.


Se estrenó en 2015 y la protagoniza sir Ian Mc Kellen(sí, Magneto, el de los XMen), que crea un Holmes de 93 años maravilloso: posible, humano y que se corresponde con el personaje literario sin fantasías pochocleras. Quiero decir: es una vejez posible para el Holmes literario de Conan Doyle. Vean el trailer.



Porque...porque los lectores de sir Conan Doyle hemos vista puesta a prueba nuestra paciencia con invenciones del tipo Robert Downey Jr + Jude Law haciendo una interpretación casi ridícula, con peleas acrobáticas incluídas, de Sherlock  y su amigo Watson.
No, no voy a incluír fotos de ese par. Me niego.

 Benedict Cumberbatch es Sherlock, en la serie de la BBC 

También está Sherlock , la serie británica, que está buenísima.
Hasta hay una serie, Elementary, en la que Watson está interpretado por…Lucy Liu. Todo bien, pero ¿no será mucho?
Queda probado que el personaje es a prueba de balas, realmente.


En 1887, Arthur Conan Doyle publica "Estudio en Escarlata". Ya escribía antes, pero para la literatura, el punto está acá. Nadie sabe el nombre de ningún libro de Conana Doyle que no esté protagonizado por Holmes.

Sir Arthur Conan Doyle, el padre de la criatura
Nada hacía prever, tampoco, que nacía no solo un personaje (para ser justos, dos) que perduraría, sino todo un canon que seguimos usando hoy en día, cuando hablamos del policial británico y lo diferenciamos del norteamericano. Pero, no quiero irme por las ramas.


Las 4 novelas y 56 relatos escritos por Conan Doyle están escritos en 1° persona y el narrador es el dr. Watson, que se trata de usted con Holmes a lo largo de todas las aventuras y peripecias (qué palabreja metí, jejeje!) de ambos. Dejemos entonces, que sea Watson el que nos hable de Holmes.

Nigel Bruce, en el papel del dr. John Watson

"Estaba ya a punto de preguntarle qué clase de labor era la suya(...)  Había dicho que él no adquiría conocimientos ajenos al tema que le ocupaba. Por consiguiente, todos los que ya tenía eran de índole útil para él. (...) Llegué incluso a empuñar un lápiz para proceder a ponerlos por escrito(...) He aquí el resultado:
Sherlock Holmes - Área de sus conocimientos:
 1. Literatura: Cero.
2. Filosofía: Cero.
3. Astronomía: Cero.
4. Política: Ligeros.
5. Botánica: Desiguales. Al corriente sobre la belladona, opio y venenos en general. Ignora todo lo referente al cultivo práctico.

El Watson de Jude Law es guapísimo, es evidente.

6. Geología: Conocimientos prácticos, pero limitados. Distingue de un golpe de vista la clase de tierras. Después de sus paseos me ha mostrado las salpicaduras que había en sus pantalones, indicándome, por su color y consistencia, en qué parte de Londres le habían saltado.
 7. Química: Exactos, pero no sistemáticos.
8. Anatomía: Profundos.
9. Literatura sensacionalista: Inmensos. Parece conocer con todo detalle todos los crímenes perpetrados en un siglo.
10. Toca el violín.
11. Experto boxeador y esgrimista de palo y espada.
 12. Posee conocimientos prácticos de las leyes de Inglaterra.

( De "Estudio en Escarlata")

Seguimos el miércoles
Gaby Mena

jueves, 3 de noviembre de 2016

3 poemas propios o acerca del cansancio de fin de año

De repente, el año se precipita barranca abajo. Exámenes, cierres de proyectos,balances propios y ajenos. 
Y como si esto fuera poco...¡se vienen las fiestas! CHAN
Yo me siento tan cansada en estos días, que de sólo pensarlo...me da risa!
Así que hoy les dejo poemas propios, que para eso es mi blog, che.
Au revoire.

Ojo de Martina

 1-Poemita mañanero

Tengo la tranquilidad arrebatada
el antagónico presentimiento del todo y nada
la vida se presenta de piernas abiertas, como un parto
húmeda la sangre en los muslos y naciendo.
Tengo el mismo puñado de preguntas 

que no pretendo sean respondidas
solo sombras de la razón en las paredes de mi cueva.

Hoy miraré la nada sonriendo
dejando transcurrir amablemente 
el bien ganado descanso de los tontos.

León y Francis

2- escribir poemas


escribir el poema
de las risas de los hijos en la noche

escribir el poema
del significado de las palabras
que sangran

justo ahora por suerte
no quiero escribir 
más sobre la muerte
no puedo no me sale
voy a morirme claro
como todos
pero no tengo 
más nada que decir
acerca de eso

es posible
que quiera escribir acerca 
de mi extrañeza de siempre
ante la vida eso sí 
la sensación 
de pez en la pecera
la pregunta de por qué ellos
los  otros
se ríen y de qué

pero ahora justo ahora
no me salen poemas de la muerte
que alivio que rareza

me acuerdo del negro Ricardo
que según dijeron las hermanas en su entierro
acababa de hacer las paces con la vida

que jodido pensamiento me entra
estaré por morirme
justo ahora
que no quiero escribir sobre
la jodida muerte
será esa la señal
mi canto de sirena
me moriré justo ahora carajo
que no tengo ganas de morirme?

Lluvia

3-digo la lluvia

digo
la lluvia afuera
que es decir
yo adentro
adentro de mí
yo
en el acto de escribir
sin contratiempos
más que el pensamiento
sin contratiempos
más que
el calor sofocante
y algún bicho
mientras la lluvia
afuera
la tormenta
afuera
no tengo ninguna
inquietud
yo
que escribo
mientras la lluvia
cae
afuera
para que quede
registro
de que
así ha sido
también
para mí alg
una
vez


 Hasta mañana
Gaby Mena

lunes, 31 de octubre de 2016

Poemas de mujeres o acerca de la poesía en la mañana

Es temprano y tomo mi té mientras me preparo para ir al centro, que no es poco.
Pero como hace varios días que no escribo nada y no sé bien cuáles son los caminos misteriosos de llevar un blog, les dejo un puñado de poemas de mujeres poetas ...o poetas mujeres, ustedes elijan.


 Ellos tenían siempre la cosecha más roja, la uva centelleante...

Ellos tenían siempre la cosecha más roja, la uva centelleante.
A veces, al mediodía, cuando el sol embriaga -si no, nunca
nos atreviéramos-, mi madre y yo, tomadas de la mano,
íbamos por los senderos de la huerta, hasta pasar la línea
casi invisible, hasta la vid de los monjes. La uva erguía 
bien alto su farol de granos; cada grano era como un rubí 
sin facetas con una centella dentro.
 

Ellos estaban aquí y allá 
con las sayas negras o rojas, y parecían escudriñar diminutas
estampillas, grandes láminas, o meditar profundamente sobre
el Santo de esos lugares. A nuestro rumor alguno dirigía
hasta nosotras la mirada como una flecha de oro o de plata.
Y nosotras huíamos sin volvernos, temblando bajo 
el inmenso sol.


De "Historial de las violetas" 1965
Marosa di Giorgio




Educada en el vicio de los hombres

voy a la cocina y me siguen
voy al baño y golpean la puerta
me despiertan en la noche para preguntarme si duermo
llaman por teléfono en todas mis ciudades
para avisarme cuidado con el vino y la vida literaria
no he perdido padre ni tíos ni ahijado ni amigos de juventud
por no perder no he perdido ni editor
ni ese hombre
que ya sombra aún cuida mi paso en las esquinas

no me han dejado caer de su mano de su vicio
de su peso de mi corazón


Juana Bignozzi
 De "La ley tu ley" 2000




En otra vida yo miraba desde la ventana de un bar...

en otra vida yo miraba desde la ventana de un bar
cómo la tormenta aplastaba las flores azules contra los cordones
contra las paredes
y por ese momento único de la juventud que dura muy poco
supe que nunca olvidaría esa escena en que nada aparecía
de lo que amaba me interesaba o temía




ni novios ni odios ni otros poetas ni revistas de opinión ni
secretarios de barrio ni amigos imbuidos de una colonizada cultura pavesiana
sólo las flores azules y la lluvia
recuerdo el nombre del pueblo la hora y esa lluvia
que nunca en las décadas que siguieron confundí con alguna otra 


Juana Bignozzi
De "La ley tu ley" 2000





Cuando compre un espejo para el baño...

Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay decíme
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo


o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirarme
como esa extraña vez-mis once años-
y me diré mirá ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es idea
y le sonreiré dándome ánimos.


 Idea Vilariño




Anillos de ceniza

                                                         A Cristina Campo 

Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.


Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.

Alejandra Pizarnik







lunes, 24 de octubre de 2016

Bailando en la cocina o acerca del recuerdo de la música en tiempos violentos

Ayer fue el cumple de Charly García. Belén W. dice en su fb que Charly está en su ADN para siempre. ¡Gracias, Belén!!!
Pongo música y me siento a escribir. Elijo algo tranqui, de García, obvio. Háganme un favor: escuchen conmigo mientras leen. No se van a arrepentir.


Año 1972. Tengo 12 años. Soy flaquita y ojerosa, bien feúcha. Estoy yendo al cumpleaños de Marcelo, el chico del que estoy enamorada. Llevo bajo el brazo el simple de Sui Generis con Canción para mi muerte (Lado A)/ Amigo vuelve (lado B). Es mi regalo.


Él vive en Cucha Cucha y Rivadavia, en la esquina de mi colegio. El Instituto Social Militar Dámaso Centeno, para más datos. El mismo al que fueron Charly y Nito. El colegio donde tenemos prohibido cantar canciones de Sui Generis, obvio. (¿Siguen escuchando la músiquita de arriba, me hicieron caso?)


Año 1975. Tengo 15 años. Todos mis compañeros de colegio van a ir al Luna Park. Es la despedida de Sui Generis. Son dos conciertos consecutivos, el primero arranca a las 20.30 hs. Los pibes, pelo media americana corta (aprendí a ser formal y cortés/cortándome el pelo una vez por mes), sacan entradas para el primero. Se quedan escondidos entre los asientos y "cuelan" al segundo.
Mamá me prohíbe ir, obvio. Gracias, mamá.


Año 1982. Tengo 22 años. Es diciembre y hace un calor atroz. La dictadura se cae a pedazos, ya lloré ante mi televisor viendo a la gente caminar hacia Plaza de Mayo para vivar a Galtieri. Hace rato que de a ratos, todos lloramos.


Pero hoy es el recital de Charly y vamos, con el Indio y mi hermana Verónica, que es re chica para semejante movida.
Me compro una remera blanca, con el bigote blanquinegro de Charly en un costado. Somos 25.000, pero eso lo sabré mañana.


Salen los Sueter al escenario. La gente no les da mucha bola. Miguel Zavaleta, el vocalista, se planta, nos boquea, quiere un poco de atención. Vuelan botellas de agua mineral, el bien más preciado en esa tarde de calor, hacia el escenario. Chau Sueter.  Tienen que salir los Abuelos, de apuro. Se restablece la tranquilidad con El marinero bengalí y otras locuras de Miguel.



Añares después me cruzo con Zavaleta. No lo reconozco, pero le veo cara conocida. Después de atravesar y sobrevivir a los ´80, todos nos vemos caras conocidas: en algún antro nos habremos cruzado. Al final me dice: - Yo tenía una banda, en una de esas de ahí...
-¿Qué banda?
-Sueter.
-Yo estaba en Ferro la tarde del recital de Charly.
-Dejame. El peor error de mi vida.
-Y, sí...- nos miramos y nos reímos juntos, a las carcajadas. Volvemos, por un minuto, a tener 20 años menos, a entender todo. Volvemos a 1982.


Charly canta que "los dinosaurios van a desaparecer"; usa la puta palabreja desaparecer, les dice dinosaurios a los milicos. Todavía es la dictadura, todavía es 1982, hay cosas con las que NO SE JODE, pero el flaquito canta y dice lo que todos queremos decir: que se termine, que se vayan, que no estoy tranquilo, mi amor. Canta que no bombardeen Buenos Aires y el escenario es bombardeado, estalla detrás de García, por obra y arte de la Schusseim.

                          

Sube Mercedes Sosa y canta Inconsciente Colectivo. Tremenda canción, tremenda letra. Yo lloro. Desde entonces, siempre lloro con esa canción ...supongo que lloro por mí.
Ahí les dejo el video de ese día, vean a la gente corriendo por la cancha...vean a esos jóvenes que veníamos de estar mudos y asustados, somos nosotros.


Es 1984. Tengo 24 años y una hija recién nacida, Martina. La democracia también es recién nacida.
Yo vivo en un pasaje que se llama Florencio Balcarce, muy cerca del Parque Rivadavia y también del pasaje El Maestro, donde vivió Charly mucho tiempo.
Voy de la cama al living, escucho Pubis Angelical (¿me hiciste caso, pusiste la musiquita para leer?). Soy muuuuuy joven y , por supuesto, no lo sé.


Por eso hoy, cuando entro a San Facebook y encuentro críticas de los iluminados de siempre, de los que no conozco ni su nombre ni obra alguna, pero parece que son los dueños de un canon, perdón EL CANON, según el cual se mide al mundo de enanos que los rodea, medio que me caliento, pero después pienso en la letra de Vos también estabas verde:

"...no entiendo los que hacen lo mismo que yo hice ayer 
pero como hasta ahí nomás 
como viviedo en el pasado... "


Sáquenla un poquito, sáquenla un poquito, cantan Charly y el Flaco en mi cocina,  y se divierten, ¿tiene pilas?
Es 2016. Tengo 55 años. Sobreviví y Charly me sigue haciendo bailar en la cocina. Que no es poco.
Hasta mañana
Gaby Mena




jueves, 20 de octubre de 2016

Marosa di Giorgio o acerca de la vigencia de la poesía

Cuando nació, apareció el lobo... 

Cuando nació, apareció el lobo. Domingo al mediodía, luz brillante, y la madre vio a través de los vidrios, el hocico picudo, y en la pelambre, las espinas de escarcha, y clamoreó; más, le dieron una pócima que la adormecía alegremente.  



 El lobo asistió al bautismo y a la comunión; el bautismo, con faldones; la comunión con vestido rosa. El lobo no se veía, solo asomaban sus orejas puntiagudas entre las cosas.  



 La persiguió a la escuela, oculto por rosales y repollos; la espiaba en las fiestas de exámenes, cuando ella tembló un poco.  



 Divisó al primer novio, y al segundo, y al tercero, que sólo la miraron tras la reja. Ella con el organdí ilusorio, que usaban entonces las niñas de jardines. Y las perlas, en la cabeza, en el escote, en el ruedo, perlas pesadas y esplendorosas (era lo único que sostenía el vestido). Al moverse, perdía algunas de esas perlas. Pero los novios desaparecieron sin que nadie supiese por qué.  



 Las amigas se casaban; unas tras otras, fue a grandes fiestas; asistió al nacimiento de los hijos de cada una.  

Y los años pasaron y volaron, y ella en su extrañeza. Un día se volvió y dijo a alguien: —Es el lobo. Aunque en verdad ella nunca había visto un lobo.  

Hasta que llegó una noche extraordinaria, por las camelias y las estrellas. Llegó una noche extraordinaria.  



 Detrás de la reja apareció el lobo; pero apareció como novio, como un hombre habló en voz baja y convincente. Le dijo: —Ven. Ella obedeció; se le cayó una perla. Salió. Él dijo: — ¿Acá? Pero, atravesaron camelias y rosales, todo negro por la oscuridad, hasta un hueco que parecía cavado especialmente. Ella se arrodilló; él se arrodilló. Estiró su grande lengua y la lamió. Le dijo: — ¿Cómo quieres?
  


 Ella no respondía. Era una reina. Sólo la sonrisa leve que había visto a las amigas en las bodas.  

Él le sacó una mano, y la otra mano, un pie, el otro pie, la contempló un instante así. Luego le sacó la cabeza; los ojos (puso uno a cada lado); le sacó las costillas y todo.  

Pero, por sobre todo, devoró la sangre, con rapidez, maestría y gran virilidad. 

MAROSA DI GIORGIO (Salto, Uruguay 1932-2004)

Dedicado a mis queridas compañeras de la vida, todas ustedes, las que conozco y las que no conozco, las luchadoras y las derrotadas, las avergonzadas y las orgullosas, las apaleadas y las afortunadas. 
Madres, putas, travestis y vírgenes.Todas, todas, todas. Las que fingen orgasmos, las que lloran en su lado de la cama, las zamarreadas y las ninguneadas. 
Hasta mañana, queridas compañeras de trayecto.
A todas ustedes, las quiero, las abrazo.
Porque ustedes saben, sin que yo tenga que decir una sola palabra, de qué estamos hablando, cuando decimos que VIVAS NOS QUEREMOS.
Gaby Mena

viernes, 14 de octubre de 2016

La Capa de Plumas o acerca de las abuelas y cuánto extraño a mi nona

La Capa de Plumas

Tuve una capa de plumas blancas
que una vez compré en París.
Hoy, en el medio de la noche,
treinta años después,
me acordé que la perdí
y pensé en vos
que me la guardaste tanto tiempo
en tu placard
siempre adentro de la misma bolsa.


Pensé en vos
en tu feroz amor por mí
y también pensé

cuánto te extraño.

Pensé que si algo
quedó de vos en mí
ojalá sea
la misma ferocidad en el amor
para con los míos.

Nunca tuve dudas
ni en los peores tiempos
de mi mala vida
que vos estarías ahí
para mí
con tu incondicionalidad arbitraria
con tu puro sentimiento parcial a mi favor.


Volví a ellos
una y otra vez
como si vos hubieras sido
el faro de todo mi pre-existir
antes de la amarga adultez
que se me vino encima.

Recuerdo tu voz en el teléfono
diciendo
solo llamá y decime que estás viva
recuerdo
tu voz diciendo
no te preocupes
cuando todo se derrumbaba
para siempre
y lo único a lo que volver
eras vos
y la certeza de saber que allí estarías.

Tu explicación serena de la muerte
me resarció de todo el miedo y el dolor
acumulados.

Nunca necesité pedirte perdón
y esa es la medida del amor que nos tuvimos.

Me hacés falta
me harás falta cada vez más
a medida que me adentre
en esta farsa estúpida que es
mantenerme viva.

Me hacés falta
porque para vos siempre fui la misma:
nada pudo cambiar nunca
tu mirada puesta sobre mí.

Así que hoy
cuando en el medio de la noche,
pensé en mi capa de plumas de París
me acordé de vos tan, tan clarito
que tuve que prender la luz
para escribirte este poema
antes de ponerme a llorar.

Gaby Mena /foto al pie: Juan Quirno (gracias por tu paciencia infinita)



miércoles, 12 de octubre de 2016

De casas, hoteles y azafatas o acerca de los lugares donde he vivido

¿Qué es una casa?, se pregunta Julián Barnes en su libro "Niveles de vida".
Y escribe, todo lo magistralmente que puede trasmitir una traducción:
"Mi mamá viaja todo el tiempo y en cada habitación que ocupa replica un orden. ¿Es eso? ¿Es una casa algo móvil, que se lleva adentro? ¿O es esa mezcla de estilos de la convivencia? Mi sillón, tu cuadro, una unión impredecible. ¿Es lo que tiramos o es lo que compramos? 


Quizá es la gente que contiene. Mi tía vivía en dos casas: una sucia y gris en invierno, y otra limpia y feliz cuando la visitábamos. ¿Es un estado de ánimo? Un sábado a la tarde con lluvia es una casa, pero con sol no. ¿No? ¿O es al revés?


A veces creo que es las luces que luce. Para alguien quizá su casa es un ambiente, su cocina, o su cuarto si es adolescente. Para otros, su casa es un hotel, es siempre la noche. ¿Es un olor? A veces, un depósito de cosas o, quizá… ¿de rutinas? ¿Cuántas casas existen si te digo “Mi casa” y pienso en la de mi infancia? ¿Si la decoré yo sí, y si no, no?


 Y si estoy muy lejos, ¿sigue siendo mi casa, así, vacía, sin mí? Con mascota es más, sin mascota ¿es menos?
Me dice que una casa existe en dos planos: uno empírico y comprobable y otro sentimental y lábil. Y así con todo.
¿Vos decís que esto puede no existir?, susurro.
Se ríe.
Y apaga la luz."

Finito. Kaput. Hasta ahí, Julian Barnes. Salgan corriendo y cómprense uno de sus libros. Lean El loro de Flaubert. 


Cuando volaba en Aerolíneas, eones de tiempo atrás, había una compañera que llevaba cuadros en su equipaje y que los colgaba en los hoteles en los que vivíamos.Ella era excéntrica y pasaba los 40 largos, yo tenía 21. Nunca le pregunté por qué lo hacía. 
En esa época, las azafatas que volábamos internacional hacíamos postas de 10 días con mucha frecuencia. Si eras muy nueva, como yo, podían tocarte 2 postas de 10 días más una tercera a fin de mes. El sueño de todos los maridos: no estábamos nunca.
 Yo dormía con la luz del baño prendida en todos los hoteles, porque ya me había pasado de levantarme en la oscuridad, enfilar para el lado incorrecto y darme la nariz contra la pared.


La diferencia entre casa y hogar la fui aprendiendo con el tiempo. Me llevó 2 matrimonios y quedarme sin nada de lo que al principio confundí con armar un hogar: los muebles de algarrobo, por ejemplo, que no estaban de moda en ese momento, de los que fui fanática pionera y a los que mi madre juzgó "espantosos, no están lustrados y tienen nudos". 


O los cuadros y mil baratijas que fui trayendo de todas partes, creyendo que envejecería con ellos y les podría contar a mis hijos (que no tenía, siquiera), de dónde los había traído mamá.
Confieso que me acuerdo y me doy bronca, de tan naif, por no decir pavota.


Cuando me separé, 2 hijos después, me di cuenta que no quería nada, pero nada, de todo eso taaaan importante. La vida me estaba sacudiendo duro y yo dejándome sacudir.  Y la libertad de que no me importaran los objetos mientras mi vida "para siempre" se hacía pedazos fue otra bobada a la que adscribí con ganas por mucho tiempo.


La verdad, las mejores casas en las que viví son en las que crié hijos, y mi mejor recuerdo de ellas es escucharlos hablar:
-¿Vieja, te acordás del portero del departamento de Díaz Velez?
Claro que me acuerdo. Se llamaba Marcelo
-Ma,¿te acordás cuando en  Billinghurst nos robaron una bicicleta del balcón?
También me acuerdo. Estaban tan fisuras los pibes, que la tiraron 2 pisos para abajo.
- En avenida Belgrano no había placares,mamá...
Es verdad. Pero era enooooorme.


Son las voces de mis tres hijos recordándome que construí hogares una y otra vez, para que nos cobijaran, para que nos riéramos y nos peleáramos.
Para seguir viviendo. Siempre, siempre juntos.
Porque eso es el hogar: donde nos seguimos juntando, sin mirar demasiado para atrás. Por si acaso.
Hasta mañana
Gaby